Lo
dijo en un tono sarcástico
_¡Es
que tú eres tan tierna! y entonces ella con su mirada de fuego, el cuchillo en
la mano y sus dedos inquietos lo agujero con tal delicadeza maternal, que sus
ojos dilatados y su franqueza al decirle_
tranquilo no te dolerá más ....fueron poco para las caricias que le
propinó por todo el cuerpo. Heridas finas y hermosas cuan artista en su
éxtasis. Hendiduras perfectas, llenas de líquido viscoso carmesí, como el
colorete de sus labios. El gimió, ella
tan solo se deleitó, quiso ser presa de sus alaridos, quiso alimentarlo como el
hijo consentido de su madre, quiso ser la entregada en la relación con su
pareja. ¡Como lo que nunca fue.!